En esta parte del blog "Memorias Posadeñas" vamos a destacar los lugares de encuentro y diversión que tuvieron lugar en la Posadas de las décadas del 60, 70 y 80. Lugares para bailar, cantar, jugar al truco, dominó, ajedréz, pasar un buen rato entre amigos, mirar películas, etc. Y todo lo relacionado al movimiento cultural de Posadas hace tres o cuatro décadas atrás.
Asimismo para que el lector pueda conocer y situarse en un marco histórico determinado.
Hoy comenzaremos por describir a los antiguos y desaparecidos Cine Teatro Español y Cine Sarmiento.
El cine como lo conocemos hoy en día, no era el mismo hace tres décadas atrás. Si nos remontamos al pasado, mediante la memoria de quienes fueron los protagonistas en dichas épocas, nos encontraremos con anécdotas que son muy interesantes. Con relatos que merecen la pena ser leídos, para tener en cuenta que cada época vivió - y vive- los acontecimientos de distintas maneras.
Cine Teatro Español y Cine Sarmiento
A mediados de la década del 20 en la ciudad de Posadas apareció el cine. Aquellos eran los tiempos del viejo cine en el Salón Estrada que se encontraba al lado de la Catedral, donde concurría toda la muchachada. Este era un cine pequeño comparado a los dos cines más grandes del pueblo.
Los cines más grandes y que perduraron hasta la década del 70, incluso por muchos años más, fueron el Cine Teatro Español explotado por la Sociedad Española de Socorros Mutuos ubicado sobre la calle Ayacucho; y el Cine Sarmiento situado sobre la calle Córdoba al lado de la Biblioteca Popular (que incluso estuvo funcionando hasta el año 2005).
Ambos cines se construyeron para la presentación de espectáculos teatrales y cinematográficos. Veamos un poquito la descripción que hace de los mismos el escritor Miguel Ángel Alterach:[1]
“El Cine Teatro Español tenía una construcción que permitía, por la amplitud de la sala, albergar a numerosa concurrencia, con su platea con butacas de madera e ingreso directo y dos largos palcos a los costados con entradas independientes divididos en boxes. Ahí ya las familias pudieron disfrutar del cine sonoro y continuo cuando se equipó con las nuevas máquinas. En la planta superior, próximo a la máquina de proyección funcionaba el Paraíso, por la altura de su ubicación próxima al cielo, que por el costo de las entradas y el comportamiento libertino de los espectadores también se lo llamaba Gallinero.”
“El cine Sarmiento, un anexo de la Biblioteca Popular, con un estilo más moderno que el otro, resultaba más acogedor con sonido más tecnificado por efecto de máquinas, ambientación y acústica.”
Los cines más grandes y que perduraron hasta la década del 70, incluso por muchos años más, fueron el Cine Teatro Español explotado por la Sociedad Española de Socorros Mutuos ubicado sobre la calle Ayacucho; y el Cine Sarmiento situado sobre la calle Córdoba al lado de la Biblioteca Popular (que incluso estuvo funcionando hasta el año 2005).
Ambos cines se construyeron para la presentación de espectáculos teatrales y cinematográficos. Veamos un poquito la descripción que hace de los mismos el escritor Miguel Ángel Alterach:[1]
“El Cine Teatro Español tenía una construcción que permitía, por la amplitud de la sala, albergar a numerosa concurrencia, con su platea con butacas de madera e ingreso directo y dos largos palcos a los costados con entradas independientes divididos en boxes. Ahí ya las familias pudieron disfrutar del cine sonoro y continuo cuando se equipó con las nuevas máquinas. En la planta superior, próximo a la máquina de proyección funcionaba el Paraíso, por la altura de su ubicación próxima al cielo, que por el costo de las entradas y el comportamiento libertino de los espectadores también se lo llamaba Gallinero.”
“El cine Sarmiento, un anexo de la Biblioteca Popular, con un estilo más moderno que el otro, resultaba más acogedor con sonido más tecnificado por efecto de máquinas, ambientación y acústica.”
La odisea de los fines de semana
Todo el fin de semana se encontraba uno con el mismo escenario. Fuera sábado o domingo a eso de las 13:00 horas del medio día ya estaba toda la gurisada enfrente de cualquiera de los dos cines. Estaban haciendo la fila para entrar a los matines. Cualquiera de los dos cines hacía tres funciones por día: la matinée, el vermú de tarde y el de noche.
La gurisada esperaba ansiosa la llegada del fin de semana para poder ir al cine y estar, casi toda la tarde, viendo las películas que estaban de moda y que tanto hacían reír.
Lo típico por aquellos tiempos era que los padres dejarán a sus hijos en el cine y más tarde, cuando estaba por terminar la función, los pasaran a buscar y después en familia iban a cenar en algún lugar. Por ésa época estaba la Pizzería Gran Vía. Silvia Linares contó:
“Salían de cualquiera de los dos cines, porque uno cine estaba en una cuadra y el otro estaba ahí nomás, y como hormigas iban todos a la pizzería. Entonces siempre había un campana que salía antes del cine, se iba para la pizzería, se sentaba en una mesa y ponía las sillas para guardar el lugar. Porque después era imposible conseguir lugar.”
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